Intimista, profunda y emocional es la poesía de Camila Melo

Intimista, profunda y emocional es la poesía de Camila Melo

27 de abril de 2023 I Por: Ileana Bolívar Ruiz I Publicada en: Revista Libros y Letras

La poeta colombiana Camila Melo Parra presenta La noche dice nunca, su primer libro de poemas, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá. La obra, publicada por Sílaba Editores, explora temas sobre la fugacidad en que vivimos, el dolor, la soledad del amor, del viaje, la oscuridad, las heridas, etc.

Hace más de diez años que Camila Melo empezó a escribir poesía y descubrió que era su forma de vivir, de narrar su mundo y de leerlo. Y se convirtió en la razón de su existencia, esa de la que un día intentó huir para nunca más retornar. Pero encontró a la argentina Alejandra Pizarnik, se obsesionó con su poesía y la devoró sin parar: “empecé a buscar en las letras algo que me permitiera sentir que no estaba sola en el dolor”, dice Camila. Y agrega que leyó “una y otra vez sobre su suicidio, sobre lo que pensaban sus grandes amigos sobre ella, sobre su familia. Repasé sus diarios, encontré cientos de lectores de su obra en redes sociales y vi que la «herida fundamental y la desgarradura”, tal vez sí podía repararla con un poema.”

El título de su libro, La noche dice nunca, proviene de uno de los versos de Pizarnik, escritora que más ha influenciado en la voz narrativa de Melo desde su historia de vida, sus poemas tan desgarradores y llenos de fuerza que le abrieron el camino para crear sus escritos. 

Camila Melo es una joven escritora que ya venía publicando sus poemas en diferentes medios culturales y literarios como en nuestra revista Libros & Letras. Ha trabajado como periodista, gestora cultural y jefe de prensa para editoriales. Y, aunque, le cuesta reconocerse como poeta porque le parece un título enorme, su poesía es profunda, está llena de matices y contrastes que nos lleva a cuestionarnos nuestra existencia, a ver más allá de la oscuridad y a dudar sobre lo que creemos que es real. 

Me cuesta cuando me llaman poeta. Prefiero pensar que escribo poesía, porque el enunciado me parece inmenso. Quizás si dedicará mi vida exclusivamente a escribir, me sentiría un poco más cómoda con que me llamaran como tal.

-¿Cómo ha sido su proceso en el mundo de la literatura, especialmente en la poesía?

Ha sido un proceso de varios años ya. Desde mis primeros semestres de universidad encontré en la poesía un lugar donde encontraba todo lo que no existía. Necesitaba vivir más allá del ejercicio práctico y mecánico, y entonces estaba la poesía la de otros, la de la música, la del arte y mucho después, la mía. En 2019 abrí un blog La utopía de Mariana donde compartía mis poemas con mis amigos o docentes. Más adelante fueron escalando a otros espacios como el Magazín de El Espectador, revistas digitales y publicaciones independientes, como Poetas en Cuero junto a Libia Chacón y Fernando Soto Aparicio. 

También tuve la oportunidad de participar en lecturas de poesía en D.F. y Cancún en México, creo que, aunque fueron muchos años de antesala, todo este camino recorrido ha direccionado en el momento preciso para publicar. Mi escritura es intimista, profunda y quiere ir a la raíz de las emociones. Todo este tiempo me ha ayudado a tener una lectura de lo que vivo y siento sin ninguna reserva, para luego llevarlo a un poema. 

¿Qué descubre con la escritura de la poesía? 

Me descubro y descubro que podemos ser mucho más que este instante. En la poesía, sin necesariamente sublimar, encuentro un sentido único de las experiencias humanas y de la vida. El dolor, la frustración, la soledad, la nostalgia, el amor, la pasión, el éxtasis todas son experiencias únicas para cada ser humano, ninguno puede experimentarlas de forma similar al otro. La poesía para mí ha sido la forma de vivir, de narrar mi mundo y también la forma en que he querido leerlo. 

¿Qué poetas la acompañaron en su infancia y adolescencia? 

El primer poeta que llegó a mi vida fue Pablo Neruda, gracias a un tributo hecho por varios artistas que musicalizaron sus poemas. «Farewell» fue el primero de ellos, lo escuché en la voz de Sérgio Britto, creo que tendría diez años tal vez. Me aprendí de memoria muchos de esos poemas que me hablaban del amor y sus vórtices. También recuerdo a Jairo Aníbal Niño, a Fernando Soto Aparicio. Estudié en un colegio religioso, así que también recuerdo el cantar de los cantares. Recuerdo también mucho de la música popular y de plancha que incluso contenía mucha poesía y que si bien, en ese momento no podía percibir con conciencia poética, ahora con tu pregunta sí, Facundo Cabral Piero, por ejemplo.

¿Desde cuándo se reconoce como poeta? 

Me cuesta cuando me llaman poeta. Prefiero pensar que escribo poesía, porque el enunciado me parece inmenso. Quizás si dedicará mi vida exclusivamente a escribir, me sentiría un poco más cómoda con que me llamaran como tal. Es irónico porque los poetas queremos nombrarlo todo, nombrar lo innombrable, pero a veces las convenciones nos cuestan. O a mí me cuesta ser designada como tal. En 2012 o un poco antes empecé a colaborar con El Magazín de El Espectador, durante años seguí el ejercicio de escribir, de no perder la pulsión, de escribir y de vez en mes publicar. Cuando empecé a colaborar en otros espacios, en específico con Libia Chacón en el proyecto Poetas en Cuero con Fernando Soto Aparicio, sentí con convicción que mi vida estaba en la poesía y para la poesía. Aunque no ejerciera como «poeta» allí estaba, era clara mi búsqueda incesante del alma de las cosas y lo más cercano a hallarlas, reconocerlas y expresarlas estaban allí: en la poesía. 

-Es una joven poeta que comienza a construir un importante camino en la poesía colombiana, ¿cómo ve su panorama actual y cuál es su aproximación a los autores contemporáneos? 

Hay muchas voces en el panorama actual y creo que es muy importante. Cada quien tiene su corriente y camino. Antes creía que había una especie de sectarismo en la poesía y porque no, elitismo. Ahora pienso que hay muchos colectivos de arte, revistas culturales y más espacios para escribir y divulgar. Para muchos viene la gran pregunta de quién verdaderamente escribe poesía o es poeta, puesto que ahora cualquier persona puede denominarse como tal. 

Frente a procesos que admire está la editorial Cuadernos negros en el Quindío, con la dirección de una poeta: Bibiana Bernal. Está el ‘Poemartes’ en Café Cinema, que constantemente abre el micrófono a escritores. Otro espacio es el Festival “Las líneas de su mano” del Gimnasio Moderno, que lleva más de una década dando espacio a poetas de culto y nuevos poetas. El Magazín de El Espectador da espacio a nuevos escritores de poesía, en ese espacio en particular suelo leer a nuevas voces como la mía.

Para muchos viene la gran pregunta de quién verdaderamente escribe poesía o es poeta, puesto que ahora cualquier persona puede denominarse como tal.

La influencia de Alejandra Pizarnik en su obra es evidente, ¿por qué este interés en la poeta argentina? 

En 2007 luego de ingresar a la universidad me obsesioné con Alejandra. Tuve un intento de suicidio y luego de ello, empecé a buscar en las letras algo que me permitiera sentir que no estaba sola en el dolor. En ese sin sabor y desencanto hacia la vida, aun siendo menor de edad, me encontré con CioránSextonPlathPizarnikStorni y otros poetas, que se convirtieron en una compañía vital. Sin embargo, quedé prendada a Alejandra, quise conocerla, habitar su dolor y sentirlo mío, ella se sentía sola, y nunca sabrá que se convirtió en esa presencia, que tanto anhelaba para sí, para sus lectores, para mí. Leí una y otra vez sobre su suicidio, sobre lo que pensaban sus grandes amigos sobre ella, sobre su familia. Repasé sus diarios, encontré cientos de lectores de su obra en redes sociales y vi que la «herida fundamental y la desgarradura”, tal vez sí podía repararla con un poema.

“Heridas que nunca sanan” se lee en unos de sus versos. ¿Qué tanto ayuda a sanar la escritura de la poesía? 

Me encanta este cruce causal con el cierre de la pregunta anterior, citando a Alejandra que decía que el poema podía reparar la herida fundamental, y que te decía que tal vez así podría ser, en el poema hago alucón a que hay dolores que tal vez podemos transformar, pero de alguna manera siempre van a estar ahí. Esas desgarraduras o esas cosas que nos parten en dos, pueden transmutar a través de la escritura o alguna forma de arte, pero no significa esto que la memoria nos pueda llevar a este punto inicial para sentir de manera muy vívida que hay cosas que nunca se vuelven cicatriz, y creo que esto no es sinónimo de no cerrar ciclos o procesos, creo que también somos eso, heridas abiertas y como dice Rumi: “Es por la herida por donde entra la luz”. 

¿De qué fuentes se nutre su poesía?

Además de la lectura de poetas, la música. Soy una asidua amante de la música Santiago CruzJorge DrexlerFito PáezCeratiEl Flaco SpinnetaMarta Gómez. Y creo que además del arte, se nutre muy especialmente de amar el azar, de las sorpresas y de todo aquello que no está dado como evidente. De conversaciones con extraños, de los nuevos paisajes. De cambiar a veces la ruta del camino. 

-Uno de sus poemas se titula “¿Para qué la poesía?”, ¿qué nos puede decir?

Vivimos en una sociedad donde todo opera a través de medios y fines. Siempre te preguntan para qué estudiaste, para qué te sirve esto y lo otro. Casi que todo debe tener una función. Sin caer en la trapa de decir que la poesía debe responder a estos mandatos o ser medida en utilidad, nace este decálogo, donde por supuesto enumero algunas razones de lo que puede brindarle la poesía a un lector. 

-La muerte, el olvido, el dolor, el silencio, el desamor, los sueños y la nostalgia son temas que la poesía aborda y lo que marca su diferencia en un poeta es su escritura y la suya tiene fuerza, matices y contrastes, ¿de qué manera logra tal construcción? 

Yo creo que a eso que llamas marcar diferencia, que agradezco, tiene que ver con la incandescencia de la pluma. Creo que, en mi caso, entro al poema sin juicios, intento ir a lo esencial frente a eso que quiero narrar. Entrar a la hoja en sin muchos juicios o pretextos y menos, sin condiciones. Sin pensar en el poema como un fin en sí mismo, sino en disfrutar de esa suspensión que nos brinda el estado de escribir. 

Creo que, en mi caso, entro al poema sin juicios, intento ir a lo esencial frente a eso que quiero narrar. Entrar a la hoja en sin muchos juicios o pretextos y menos, sin condiciones.

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