Escriben los lectores de Aunque me muera a la izquierda

Escriben los lectores de Aunque me muera a la izquierda

Por: Elena Chafyrtth.

Hay obras que recordarás para siempre, que se quedan en tu mente quizá porque te hicieron vivir de nuevo, porque ahí está tu historia, identificas que por una canción se inició todo, empezaron tus ganas de escribir, de leer, de sentir de una manera diferente… tus pensamientos, tus miedos los encuentras allí y mientras más lees la novela, encuentras algunos pedazos de tu alma, que en algún momento creíste que no volverían… Esas obras son las que te transforman… aun al terminarla vuelves a leerla a revivir algunos párrafos. Entonces entiendes que, gracias a sus palabras, a sus personajes y a sus vidas encuentras la fortaleza para seguir caminando.
Aunque me muera a la izquierda un libro maravilloso del escritor Fernando Araújo Vélez.

«Escribo la palabra amor, muy a pesar de que cada vez soy más consciente de que no hay un amor, sino miles de millones de amores, o de desamores o de ilusiones y de desengaños. No hay un amor absoluto del amor, como tampoco lo hay de nada, digan lo que quieran decir. Escribo amor y, al lado, subversivo. Amor subversivo. Y me fascino con esas dos palabras juntas y con la posibilidad de un amor que vaya por debajo de la versión que nos han impuesto y que nosotros hemos aceptado, mansos corderos sin pensamiento propio, mansos obsecuentes que le decimos al amo: Sí, amo, siempre, sí, amo; lo que usted ordene, amo. Me ilusiono con algún amor subversivo, y voy poniéndole palabras al lado, o más que palabras, imágenes, viejas historias, más viejos personajes y casi desaparecidos amores.»


Por: Isa López.

Una historia cuenta fracciones de una vida, tan ajena a algunos, tan cercana a tantos. Emilia somos todos y no es ninguno. Es ella, solo ella. Es Fernando, por lo menos su creación. Yo no soy Emilia, por el estilo de vida y las decisiones que tomó que no caben en mi imaginario. Pero quizás sí lo sea, porque algunas de sus emociones, por supuesto que, con diferente detonador, son mías, muy mías. Pero también soy Isabel, porque de alguna manera me describe. Esa soy yo. De muchas formas lo soy.
Sentimientos de ilusión, frustración, dicha, enojo, decepción, miedo, pánico, pavor, tristeza, abandono, dolor. Todos y más, gracias al estilo literario de Fernando o quizás a su estilo de vida, a su sello, no solo el que lo acompaña para escribir, sino para concebir la existencia. Porque él transmite emociones con intensidad, fuerza, vitalidad, totalidad.
Leo para sentir, leo para vivir, leo para rescatarme, para encontrarme. Aunque me muera, como efectivamente va a ocurrir, no sé en qué lugar ni cuándo. Poco importa siempre que haya vivido. Plena, pero no pasiva, sino confrontándome, a mí y a mis ideas. Revisándome, analizándome y a cada situación, tal como lo hace Emilia. Tal como Fernando nos invita a que nos cuestionemos y, muy enfáticamente, a que escribamos.
No quiero ser otra persona, bien ocupada estoy siendo yo misma o por lo menos queriendo ser. Pensando que existo. Por eso, historias como esta me muestran coincidencias, al tiempo que reafirman la existencia. No importa cómo, no importa quién. Importa respirar, levantarse y continuar. Y escribir. Hacerlo es dejar una memoria real, una huella impresa.
A esto me refiero con la analogía: “Y en todo lo que había escrito en mi vida, jamás había podido crear un personaje de la nada. Todos tenían un poco de algunos y un poco de otros”. Como lo expresa Emilia en, Aunque me muera a la izquierda, de Fernando Araújo Vélez.
Por más libros con esta intensidad. Por más escritores con peso específico. Por más Emilias y Fernandos. Por más historias, por más memorias.

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