20 de marzo, 2012 . Por: Jonathan Montoya García.
En El Mundo.
En el Cementerio de Puerto Berrío reposan los NN del Magdalena Medio. El municipio antioqueño, por medio de sus autoridades civiles y religiosas, decidió convertirlo en el lugar de reposo de los cuerpos sin vida que no le pertenecen a nadie, que el río Magdalena arrastra con su caudal, que son desterrados de otros lugares en su condición de muertos.
Esos, a los que los pobladores de Puerto Berrío acogen en un principio de solidaridad, esperando recibir favores de ellos a cambio del cuidado de sus tumbas y del acompañamiento de sus almas perdidas en el limbo, son los protagonistas de “Los escogidos”, el libro que lanza hoy la periodista Patricia Nieto.
La autora no tuvo vacaciones de fin de año. Como dice ella, se encerró literalmente los meses de diciembre y enero, trabajó de 11 a.m. a 2 a.m. No contestó el teléfono, no aceptó invitaciones. Todo esto con el fin de escribir las historias de los vivos, entre ellos el forense, el animero y el bautista, a los que la cronista da la voz para contar sus historias y las de los que ya no están.
“Alguna vez escuché en los medios de comunicación una versión de esto que pasaba en Puerto Berrío, creo que en 2007. Quedé con la inquietud pero no volví a saber mucho. En 2008 realicé el primer viaje, hice la reportería básica, hablaba con las fuentes y constaté que la práctica se mantuviera”, comenta Patricia.
El último viaje fue en 2011. Durante esos 3 años de investigación Patricia Nieto estuvo visitando Puerto Berrío constantemente, también le encargó reportería a algunos amigos “como encargando naranjas”, dice ella. Finalmente, entendió que no había por qué guardar más las grabaciones y notas, y que se podía construir una historia completa.
La oportunidad de publicar vino desde la colección Letras Vivas de Medellín, que reúne a destacados autores antioqueños. La llamaron de la editorial Sílaba y le pidieron tener el libro listo para el 28 de enero. Patricia señala que “este caso fue muy especial. La emoción de saber que me iban a publicar un libro, la presión de que había un editor esperando para leer y corregir. Una motivación muy grande”.
Sin embargo, su mayor estímulo es darle voz a quienes han sufrido la violencia. Un insumo muy importante para que, como lo menciona ella, “en Colombia se entienda alguna vez lo que está pasando”.