29 de julio de 2020. Por: María Alexandra Cabrera.
En Boletín cultural y bibliográfico del Banco de la República.
Después de 25 libros publicados, que incluyen poesía, correspondencia, memorias, confesiones, crónicas, manifiestos y ensayos, el poeta Eduardo Escobar publicó su primer libro de cuentos en diciembre de 2017. Se trata de Las rosas de Damasco y otros relatos, editado por Sílaba para la colección de autores antioqueños de la Alcaldía de Medellín. El libro está compuesto por seis relatos extensos, cargados de intimidad, que Escobar decidió sacar a la luz a los 74 años, después de trabajar durante varias décadas en ellos. Seis cuentos autobiográficos, narrados en primera persona, en los que el autor exorciza sus propios recuerdos, ilusiones y demonios, mientras, sin afanes, va sumergiendo al lector en un mundo de desencuentros amorosos, esperanzas juveniles, fracasos de pareja, muertes inesperadas, la difícil tarea de ser poeta y el duro trabajo de escribir.
Estas memorias personales del poeta nadaísta, en las que se entrelazan cuidadosamente la ficción y la realidad, se convirtieron en cuentos escritos con una prosa elaborada y detallada. La narración, por momentos exuberante en descripciones, atraviesa el libro entero con una sutil atmósfera de nostalgias, reflexiones filosóficas sobre la vida y el peso de ser poeta en una sociedad donde parece no haber cabida para el oficio. Sin embargo, el autor no cae en sermones ni lamentos; por el contrario, utiliza la lucidez de sus agudas reflexiones, la ironía y el humor negro para presentar personajes incuestionablemente humanos, llenos de grietas y matices, bajo el peso de los dictámenes sociales y las quimeras amorosas y espirituales.
El libro arranca con “Las rosas de Damasco”, el relato central de la publicación. Un cuento misterioso que se desarrolla en Londres, entre lo mágico y lo real, que presenta el amor adormilado de un largo matrimonio carcomido por la costumbre y el peso del tiempo. Continúa con “Crónica de un amor loco”, la historia de un breve encuentro amoroso que tuvo el autor en la cafetería La Romana, de Bogotá, que le inspira al poeta versos como estos: “Las pecas de tus mejillas. Como estrellas al mediodía” (p. 43). Una conexión con una mujer joven desconocida da como resultado un momento místico entre ambos y, a la larga, es solo la promesa de un amor que, aunque parece perfecto, no puede ser.
Sigue “La grieta”, sobre la vida religiosa en el seminario de Yarumal, Antioquia, donde Escobar intentó ser santo siendo tan solo un niño. “Había otras cosas allá en el seminario, puedo acordarme bien ahora, además del alimento místico de las lágrimas, del horror del infierno a perpetuidad, de las restricciones y de la atonía” (p. 76).
El cuento narra el extraño suicidio del padre Raimundo Limonta, un acto sin explicación cometido por el director espiritual del seminario, y las reacciones y reflexiones que este hecho le ocasiona al poeta, quien se entera del terrible suceso varios años después. “La mentira de Ana”, uno de los relatos más emotivos, habla de la belleza y la tragedia del primer amor del poeta en medio de una sociedad pacata, cargada de prejuicios sociales: “Yo nunca dejé de mirar a Ana. Aun cuando no la estaba viendo, la miraba. Formaba parte del ajuar de mi interioridad más íntima” (p. 83), dice mientras rememora la huella imborrable de un amor que tampoco encontró un final feliz.
“Lucía y Lucas”, magistralmente contado en las voces de ambos protagonistas, es la historia de un matrimonio que fracasa, del amor que no logra salvarlos, del tedio de la costumbre, del arrepentimiento y la soledad del poeta. El cuento inicia con una sentencia atroz sobre lo que puede considerarse parte de los peligros del enamoramiento: “La pasión del principio degeneró en unos silencios esponjosos, oprobiosos, de yermo” (p. 111). El libro finaliza con “Aguas subterráneas”, un difícil relato de 85 páginas (que bien podría ser una novela corta) sobre dos hermanos gemelos: un constructor acaudalado, dueño de la primera urbanizadora del país, y un tímido escritor que pierde el alma y la cabeza en una novela que nunca termina de escribir. Un relato lleno de cavilaciones sobre la difícil vida del escritor y la tragedia espiritual y económica del poeta que, sin poder resistirse, termina metido en los meollos de la vida moderna.
Sin duda el tema central del libro es el amor. No el amor romántico, perfecto y eterno que nos vendió Disney hace tiempo, sino el amor que trata de realizarse y siempre es abatido por la rutina, por hondos desencuentros, por dictámenes sociales, por falta de dinero, por la inocencia interrumpida, por infidelidades inevitables y hasta por la muerte. El amor de un matrimonio que se despedaza, el amor adolescente e idealizado que no prospera con el paso del tiempo, el amor por lo divino atravesado por la muerte, y el amor a la literatura, lleno de las tragedias y los sinsabores del oficio.
Sin embargo, en ocasiones el libro resulta difícil de leer. Es complejo seguir los sucesos de cada historia, pues cada relato se va tejiendo concienzudamente y se va enredando con reflexiones de la vida, idas al pasado y descripciones minuciosas de objetos, espacios y personajes. La narrativa, abundante en detalles, privilegia la particular atmósfera literaria pero puede resultar excesiva y compleja, sobre todo en relatos como “Las rosas de Damasco” y “Aguas subterráneas”. Para no perderse en sus laberintos narrativos, Las rosas de Damasco y otros relatos exige la total atención y entrega de un lector juicioso, que sea amante de las palabras y una prosa bien cuidada.
Pero también hay que reconocer en estos cuentos su originalidad. El libro se aleja de las temáticas tradicionales del narcotráfico, la violencia y la desigualdad social para abordar, desde una perspectiva cruda y cargada de lucidez, la dimensión humana y su expresión más íntima en el amor, la religiosidad y la literatura. A su lectura hay que entrar despacio, sin pretender acelerar la trama, dispuestos a dejarnos envolver por las palabras que Eduardo Escobar utiliza como un verdadero maestro de los secretos de la lengua. El libro invita a dejarse tocar el alma con las deliberaciones del poeta, las nostalgias del pasado y la posibilidad de que el amor, algún día, venza la cotidianidad y la cordura.
Cabrera, M. A. (2020). Los cuentos del poeta. Boletín Cultural Y Bibliográfico, 54(98), 136.