27 de mayo de 2014. Por: Víctor Bustamante.
En Neonadaísmo2011.
El poeta en el exilio rumia su culpabilidad y añora la nombradía que tuvo cerca a Augusto, se siente agradecido porque no fue ejecutado. Entonces el poderoso Augusto no soportaba de ninguna manera versos eróticos, menos que lo criticaran en una ciudad, Roma, el centro del mundo. Consejas, traiciones, desconfianzas y sobre todo el poder absoluto del Emperador. Ovidio es enviado al exilio, a Tomos, donde lo cuida el Regente, sumido entre diversas lenguas que no entiende. Escribe con ahínco y a veces rechaza sus manuscritos, el nuevo giro que ha tomado su escritura, pero, contradictorio, los salva del fuego al encenderse su cabaña luego de un ataque.
Ovidio pasa ya de los 52 años y vive un amor casual, con Emilia, Ovidio en su propia voz pasa, repara y repasa como si sus recuerdos hace mucho lo hubieran atrapado y añora la gloria perdida, ya que nunca regresará a Roma, la amada ciudad de sus amores. A su recinto llegan las diversas voces manchadas por la adversidad, las preguntas con respuestas especulativas, y el tiempo que se alarga en su espera para que le sea conmutada su pena. He dicho la espera, y es esa una de los motivos que acompañan al lector junto al poeta, que lleguen buenas noticias de Roma para lo que nunca ocurrirá, que el poeta sea liberado del destierro. Pero no podemos olvidar que la brutalidad de Augusto también ha llevado a desterrar a su hija Julia, y luego la brutalidad de Tiberio ha llevado a asesinar a Póstumo, hijo de Julia.
Pausado y reflexivo, pero sin ningún sentimentalismo Pablo nos lleva a través del libro a indagar sobre esa desgracia. Cada capítulo es dedicado a una palabra que puede ser el hombre de una persona, un utensilio, un lugar que va entrelazando la trama de la novela que es el drama de un poeta desterrado. Entonces poco a poco unimos esos capítulos, esas palabras que nos lleva a reflexionar sobre la desventura de alguien tan inofensivo en apariencia como es un poeta y que deba pagar con una pena por la vileza del poder que lo señala como indeseable.
¿Cuál fue la verdadera causa del exilio de Ovidio?: ¿Su liberalidad? ¿Un cambio de moralidad que ha llevado a castigar el adulterio como acto heroico y erótico? Es una pregunta que siempre merodea y sin una respuesta precisa que asola no solo al poeta sino a los lectores.
El poder, la muerte, la irrecuperable nombradía, el amor, la llegada de la madurez, la amistad, es decir todo lo que da lustre a la vida son los pensamientos que abordan y persiguen a Ovidio en Tomos frente a un mar extraño. Pero sobre todo perduran sus reflexiones sobre el exilio. Todo poder trae aparejada su nueva moral como una requisitoria que es necesario cumplir en pos de una fatal ilusión de que la sociedad no deba caer en los llamados vicios en loe extravíos. La permisividad se altera y quien va a sufrir ese expolio es quien fue liberal en su momento, quien le cantó a la vida, el poeta.
Pablo nos hace reflexionar sobre ese tema sin solución, el escritor y el poder, dos extremos irreconciliables.