12 de agosto de 2014. Por: John Saldarriaga.
En El Colombiano.
Las sombras nos persiguen, nos acompañan, nos salen al paso cuando creíamos que hechos u objetos que las proyectaron habían quedado atrás… De ellas, y de recuerdos inconscientes, nació la última novela de Darío Ruiz Gómez. Las sombras.
Son sombras de cuando vivió en España, de 1958 a 1962, en el régimen de terror franquista. Sufrió y fue testigo de sufrimiento de “mujeres, hombres y niños en un tiempo oscuro, terrible. Sobreviven gracias a una fe inesperada”.
Cuando Darío llegó a Madrid a estudiar periodismo, encontró en la universidad un esquema dictatorial, acorde con el franquismo reinante. Los estudiantes no podían hablar con los maestros. “Los profesores estaban aparte, en un espacio al que llamábamos “La Jaula de los Leones””.
En las calles, la falta de libertad era notoria. Cuando uno iba a comprar un libro de Albert Camus, por ejemplo, recuerda, debía pararse frente al librero y hablarle entre dientes. “Vaya a la parte de atrás”, respondía este, y allí, en misterio, le vendían el ejemplar.
Darío salía de noche a recorrer la ciudad. Conoció a los chulos, a las putas, a la clase media que sufría las desventuras. Había un estado de sujeción individual, de negación de la alegría del ser humano e imperaba la hipocresía social.
Y en ese cuadro, aparecía la respuesta de seres abandonados por la mano de Dios, en acciones de resistencia para no dejarse someter.
Por más de siete años de trabajo en soledad, recurrió a la memoria, no a la de los archivos, sino a la del inconsciente, esa a la que recurría Marcel Proust.
Darío Ruiz Gómez vivió en Medellín otras historias de persecución y falta de libertad. Con ojos de niño, presenció el escape de su padre a la Costa, por amenazas, en el gobierno de Laureano Gómez. “Anatole France era un escritor prohibido. Todo el índice de la Iglesia. En misa, los curas decían que, si los tenían en casa, los debían quemar. Nos tocaba envolver libros en papel de cera y enterrarlos en el solar”. El historiador Otto Morales Benítez confirmó que Laureano Gómez trajo profesores y agregados militares, y adoptó el modelo educativo español. También que en nuestro medio hubo una sección femenina de Falange, el partido político fascista.
Las historias están unidas por el hilo conductor del terror… y de la esperanza. Esta es la lírica del estilo.
ANTECEDENTES
OTROS MILAGROS DE ESTE ESCRITOR
Darío Ruiz trabajó en el periódico Hierro, Bilbao. Ha sido columnista de El Colombiano, El Tiempo, El Espectador y El Mundo. Fue profesor de UNAL. Autor de Hojas en el patio, Geografía, Para que no se olvide tu nombre, En voz baja, Señales en el techo de la casa, etc.