23 de octubre de 2017. Por: JOHN SALDARRIAGA.
En El Colombiano.
La memoria y la imaginación son las dos aliadas de la inteligencia de creadores literarios como Darío Ruiz Gómez.
Desde la XI Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, sucedida en septiembre, el escritor colombiano presenta su más reciente publicación: Seis historias de Madrid.
Seis historias de Madrid, al igual que la novela Las sombras, nacieron en España, entre 1958 y 1962.
“Esperaron redondearse casi 50 años en mi memoria inconsciente. Como decía George D. Painter al hablar de Marcel Proust, hay una memoria consciente, mentirosa, y otra inconsciente que busca no sabe qué, pero lo encuentra. Proust pisa un ladrillo flojo y esto le produjo reconstrucciones mentales que antes no hallaba. Así sucedió con estos relatos. Son reconstrucciones mentales a los que les reforcé la atmósfera y los ambientes”.
Parece que su estancia en España hubiera sido más larga y que hubiera regresado de allí la semana pasada. ¿Fue tal la intensidad?
“Es porque no viví allá como un adolescente latinoamericano; ni siquiera me relacionaba mucho con latinoamericanos, sino como un madrileño más, inmerso en el ambiente español, en la escuela de periodismo, en la escuela de urbanismo. Un muchacho que podía vivir como le daba la gana el ambiente nocturno degradado de aquella época, en el que había aún elementos de La busca de Pío Baroja; de Benito Pérez Galdoz. Y como había leído a muchos autores españoles, al llegar allá, los encontré y pude relacionarme con ellos de manera más amplia. Te cuento: varias veces quise escribir allá cuentos de Colombia y no podía. No tenía la suficiente distancia con los hechos”.
¿Ahora, para hablar de España, tiene la memoria con el decantamiento de la distancia y el tiempo?
“Exactamente. La memoria es una cualidad con la que nací. Y puedo congelar los recuerdos. Mientras que esas personas, escritores y amigos, personajes del común que conocí allá siguieron viviendo en medio del cambio, les llegó la transición y hasta el despelote de una población que pasó de la represión a salir a las calles mostrando el cuerpo. Se les desdibujaron esos hechos que menciono en el libro”.
En las historias aparecen nazis en las calles. Háblenos de los relatos y los personajes.
“Los personajes son reales. Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos nazis se fueron a vivir a Madrid. Estaba Franco y la Falange. El episodio del tipo que dispara contra la multitud es real. También lo del niño que se asoma a la calle y está vacía porque la gente está cenando para salir más tarde. Recuerdo también un balcón en la calle Donoso Cortés, donde aparecía Doña Pepita, una mujer que me contaba de una criada enamorada de su señor…”.
Actualmente, no hay géneros puros. Sus cuentos también tienen crónica, testimonio. ¿Por eso los llama historias, no relatos?
“Claro. A veces nos quedamos sujetos a un género, el cuento, pero notamos que pequeñas crónicas de una ciudad ayudan a contarla con efectividad. En la parte final hay una parte que se titula Biografía. Sigue ideas de la nouveau roman o nueva novela. En esa biografía se describe objetivamente un escenario. No es el personaje sino lo que él mira. Un escenario que, en este caso, por supuesto, ya no existe”.
Contó seis historias. ¿Tiene más en su memoria?
“Hay un par más, que contaré más adelante”.