3 de abril de 2015. Por: Arminio del Cristo Mestra Osorio.
En Laud.
Colombia es tierra de buenos escritores, y día tras día surgen buenos poetas, narradores, ensayistas, cuentistas y novelistas, quienes hacen que la tierra del Nobel García Márquez, sea un referente en el universo de las letras.
En el país existen un sinnúmero escritores que han ganado distinciones y premios en el plano internacional, entre ellos están: William Ospina, Héctor Abad Faciolince, Santiago Gamboa, Juan Gabriel Vásquez, Jorge Franco, Laura Restrepo, Germán Espinosa y muchos más.
Todos ellos vienen dejando en alto la literatura colombiana. Se caracterizan sus obras por la calidad literaria, el tratamiento del lenguaje y por haber superado todo esa influencia García Marquina que primó durante mucho tiempo sobre nuestros escritores. Qué decir del apoyo de ciertas editoriales para con estos escritores, supongo que no todos recibirán el mismo trato; y ya no podrán decir que la literatura no da para vivir.
En la actualidad circulan en el país excelentes obras literarias, pero éstas no cuentan con el apoyo necesario y tienen el merito para ser reconocidas y leídas en el medio académico. En las librerías del país se encuentra la más reciente novela del poeta y cuentista bogotano, Felipe Agudelo Tenorio, titulada: ‘El vuelo negro del pelícano’. También es autor de: ‘Las raíces de los cielos’, ‘Las noches del búho y ‘Cosechas de verdugo’.
El escritor cartagenero Roberto Burgos Cantor dijo: “parece que hubiese desollado, de manera descarnada, ese enigma que reposa en los héroes de Juan Carlos Onetti. Seres que fuman solo en una esquina cualquiera de la ciudad y quienes merecen ser denominados héroes y no personajes porque asumen en silencio el riesgo de vivir el desasosiego, la corrosiva desazón la cual insta a abandonar las certezas y encontrar preguntas nuevas y resistencia inexploradas más allá de las intimas derrotas.
A lo largo de la narración el lector será sorprendido por bellas, dolorosas o irónicas metáforas. Agudelo Tenorio incluye líneas de lectura y complicidades que, quizá, son como las señales y piedras de quien se aventura en un territorio de extravío”.
Es la mirada de un escritor a su colega, que sin lugar a dudas, es la lectura de uno de los mejores escritores con que cuenta nuestra literatura. Ojalá, sigan saliendo más escritores y poetas de todos los rincones de esta tierra.