noviembre 15, 2018. Por: Daniel F.
En Cosimo en los árboles.
“I love you putamente, Consolata- Insistí como un poseso
Me too- me contestó en una exhalación-. Yo también.
Di gracias al Altísimo. No siempre el amor es la gonorrea del alma. A veces puede ser redención, metamorfosis, trasmigración.” P.186
I love you putamente, de Esteban Carlos Mejía, es la primera novela de “Trilogía de espaldas a Medellín”. (la segunda novela es “Esos besos que te doy”) En I love you putamente, Mejía crear el universo en el que se desarrolla su trilogía: unas páginas llenas de parlache, de sexo, de hermanitas Bahamón (Johana y Luisa), de Consolata Amariles, de Celia Yugo, madre de Victor Yugo (protagonista de todas las historias), de calles, sitios y comportamientos propios de la ciudad de Medellín, y de sexo calenturiento, explícito y continuo.
El texto cuenta la historia de Víctor Yugo, un escritor que escribe para no morir de hambre, que empieza a ver cómo el mundo gira a su alrededor: consiguiendo trabajo en la agencia de noticias 7&24, que emitía dos noticieros diarios a las 7:24 am y 7:24pm; frecuentando su local de publicidad y asesoría en documentos impresos “Los Cusumbos Solos” donde comparte oficina con las hermanitas Bahamón, diseñadoras gráficas ambas; conversando con Gallemo, un viejo conocido con quien habla frecuentemente de literatura, música y otros gustos; y tejiendo diversas relaciones con otros personajes como su jefa en 7&24 Amelia, con su madre, con su compañero de trabajo, Beto, y con otros más que dan forma a este libro lleno de parlache, sexo, música, literatura y cotidianidad.
En el libro confluyen diferentes tramas: la que se desarrolla con Gallemo, una que tiene que ver con Faber Morales, reconocido bailarín de tango, con un gran parecido a Carlos Gardel; la directora del noticiero 7&24, Amelia; y un plan para asesinar a Faber Morales a cargo de Víctor Yugo, quien encargó el trabajo a un hombre de confianza de su padre. La trama de amor y de los constantes “I love you putamente” a las hermanitas Bahamón, a Consolata, a la misma Amelia y a diferentes mujeres que ocupan los pensamientos más libidinosos del narrador. Finalmente, hay una trama que se desarrolla cuando el narrador utiliza transporte público, especialmente taxis, pues en sus conversaciones con los diferentes conductores, se da cuenta que ni Pablo Escobar, ni Carlos Gardel, ni Felipe Pirela de la Billo’s Caracas Boys, habían muerto; todos vivían en la Loma del último esfuerzo en Sabaneta.
Todas estas historias se mezclan, complementan y juntan en 245 páginas llenas de un estilo narrativo ameno, lleno de pequeños detalles que hacen sentir al lector verdaderamente en Medellín; lo convierten en un espectador de una película imaginaria que transcurre en las calles por las que todos pasamos, en los bares o locales que hemos escuchado y en un testigo cómplice de las aventuras y desventuras de Víctor Yugo por todo Medellín.
Adicionalmente, el libro viene con un atractivo adicional: camuflado entre sus diálogos con los personajes y sus pensamientos sobre las diferentes situaciones, están escondidas una serie de recomendaciones literarias de los principales autores que influencian a Esteban Carlos Mejía en su labor de escritor. Igualmente hay canciones, artistas y fragmentos de canciones que se convierten en la banda sonora de los diferentes momentos del libro. El sexo suena a Fito Páez, los viajes en taxi a Radio Reloj y las visitas a burdeles a Pink Floyd.
En conclusión, el libro es atractivo, de lectura fácil y atrapadora. Cuenta con una trama que parece difusa, pero con el correr de las páginas van apareciendo las líneas de las historias y se llega a un final inesperado, donde todos los acontecimientos desembocan en un gran acontecimiento que había pasado inadvertido desde el principio. Es un buen libro para entretenerse, conocer la ciudad y adentrase en autores posteriores, si las pocas frases que se reseñan en el libro le generan curiosidad al lector para buscar los libros recomendados.