Junio 23 de 2017. Por: Mateo García.
En El Tiempo.
La puerta sonó tres veces. Unos instantes después se escucharon unos pasos, lentos pero seguros, provenientes desde el interior de la casa. Hacía calor y no había brisa, todo era silencio. Silencio que fue interrumpido por el ruido de la puerta que se abrió lentamente para que apareciera la cara del poeta.
Adentro también hacía calor. Recorrí un pasillo lleno de libros, pinturas y recortes de periódico. Cada paso estuvo acompañado por las noticias provenientes de un radio que no logré ver, y terminé sentado al lado de una guitarra que miré de forma extraña. Ahí comencé a notar el olor a periódico. La casa de Óscar Hernández no puede oler a algo que no esté relacionado con el oficio de escribir.
Ahí, sentado, fue cuando detallé a Óscar, que estaba parado frente a mí. Me limpié el sudor de la frente y me pregunté cómo era posible que llevara puesta una chaqueta. De inmediato dio respuesta a mi pregunta, como si hubiera leído mis pensamientos.
-Disculpame esta gripa -dijo mientras se limpiaba la nariz con un pañuelo blanco.
-No te preocupés que con estos cambios de clima así andamos todos.
Se sentó en la silla del computador, se dio media vuelta, yo saqué la libreta, un lapicero y el libro. Comenzamos a hablar.
Óscar Hernández Monsalve nació el 3 de noviembre de 1925 y ha dedicado más de la mitad de su vida a escribir. De hecho, acaba de publicar Papel sobrante y poemas del siglo XXI, libro que reúne algunas de sus columnas de opinión, varias crónicas de ciclismo (cubrió la Vuelta a Colombia en varias oportunidades) y poemas escritos en los últimos años.
-¿Entonces qué es ‘Papel Sobrante’?
–Primero se llamó ‘Sopa de Letras’, cuando publicaba esa columna en el extinto periódico El Diario, pero luego comencé a escribirla en El Colombiano con el nombre de ‘Tic Tac’. Después, le cambié el nombre a ‘Papel Sobrante’, en honor a una editorial que yo tuve, con la que publicaba libros a escritores con el papel que sobraba del periódico. Alcancé a publicar 12 libros, sin cobrarles nada. Esa columna la escribí durante más de 50 años.
-¿Y sobre qué escribías?
-Abarcaba todos los temas que le pudieran interesar a la gente. Era un columnista sin intenciones de cambiar el país -dice mientras hace carrizo con el pie derecho y lo mueve lentamente-. El columnista, la mayoría de las veces, escribe sobre lo que le gusta. Además, el columnista común y corriente quiere sobresalir. Yo escribía sobre lo que le gustaba a los demás, a la gente.
¿Por qué seguir escribiendo?Es lo mismo que seguir viviendo. Esa es mi manera de vivir, y lo seguiré haciendo.opiló en un libro sus columnas de ‘Papel Sobrante’, el periodista Darío Arizmendi escribió en el prólogo (que también tiene la nueva edición) que Óscar “habla de una aguja, de una panadería o de la derrota de un ídolo. O también del lenguaje del pueblo, del folclor de unas fiestas, o del triunfo de su “poderoso DIM””.
-No sabía que vos eras hincha del Medellín.
-Sí, sufridorcito – comenta con una sonrisa un poco burlona-. Lo que pasa es que yo siempre estoy del lado de los pobres.
-¿Y qué es Poemas del siglo XXI?
-Son unos poemas inéditos. Lo único viejo de ese libro soy yo. Bueno, ‘Papel sobrante’ es mayor de edad. En esos poemas intento predecir que vamos a tener un gran periodo de paz, aunque nos falta enfrentar todas las guerras que nos anuncia el corresponsal de la Biblia.
Ya no hacía calor. Seguían sonando las noticias y Óscar ya no hacía carrizo. Miré la foto de Gardel, su patrono, una con Fernando Botero y le pregunté por los cuadros. Explicó que algunos son de Botero, pues fueron amigos en su juventud, y otros son de su nieto y una de sus hijas. Pero no me podía ir sin una explicación de la guitarra.
–Estoy aprendiendo a tocar, es un objeto acompañante, tal vez es una herencia de mi padre, que en la vejez también se consiguió una guitarra. -Se ríe mientras mira la guitarra.
-Esto ya te lo pregunté alguna vez, pero lo tengo que volver a hacer. ¿Por qué seguir escribiendo a los 91 años?
-¿Por qué seguir escribiendo? -hace una pausa y su mirada se pierde- Es lo mismo que seguir viviendo. Esa es mi manera de vivir, y lo seguiré haciendo. Eso que te acabo de decir me recuerda a una frase muy hermosa de un poeta francés, no me acuerdo del nombre, decía: los peces cuando mueren flotan, es su manera de caer. Preciosa, ¿no?