A los que se niegan sistemáticamente a conocer la verdad sobre este país, saturado de sangre, de mentiras, de impunidad y de corrupción, a los que miran las cosas en blanco y negro, a los ganaderos, empresarios, capitalistas de corbata Gucci y cognac Hennesy que se arrellanan en sillones de cuero y pontifican a su antojo y cohonestaron activamente o por omisión con los grupos paramilitares desde su inicio para proteger sus propiedades y seguir acumulando tierras, a los que la mermelada les concede poder, en fin, a todos los que se quieran sentir aludidos.
Tres libros. Para leerlos. Simplemente leerlos y procesarlos. Dejar que la mente los digiera, lentamente, porque los dos primeros tienen una carga aterradora de verdades que quitan máscaras y estrujan la conciencia .
PRIMERO. Por las sendas del Ubérrimo, de Iván Cepeda y Alirio Uribe. Como bien dice la contracarátula, “el lector quedará perplejo y asombrado (yo diría espantado). Renueva la información sobre la compleja historia de Colombia en las últimas décadas. Paramilitarismo, desalojo violento de tierras y usurpación de poder para beneficios particulares… En este país de memoria calcinada este libro es un faro para no olvidar nuestra historia” Uno de los capítulos se titula ‘No es posible estar dentro de una piscina y no mojarse’. Yo le añadiría: sobre todo cuando la piscina está llena…
SEGUNDO. Los escogidos, de Patricia Nieto. Estremecedor relato de aquellos habitantes de Puerto Berrío cuando rescatan cadáveres que bajan hinchados por las aguas del Magdalena y les dan su apellido, para darles cristiana sepultura. Patricia es profesora de la Universidad de Antioquia. Organiza talleres de escritura, “de su puño y letra”, con víctimas del conflicto armado en Medellín. Autora del libro Llanto en el paraíso. “Los que yacen aquí se salvaron de deshacerse como panes serenados al agua… Detuvieron su marcha de cadáveres errantes cuando encallaron en las raíces de los árboles. O quedaron atrapados como peces prehistóricos en las redes de un humilde chinchorro”.
TERCERO. Mis años de guerra, de León Valencia, actual director de la Fundación Paz y Reconciliación. Perteneció, como es de conocimiento público, al comando central del M-19 y en 1994 participó en la firma de un Proceso de Paz. León Valencia nos narra con honestidad su participación en este grupo armado y nos afirma que sí se puede hacer la paz, que sí es posible construir entre todos un país más equitativo, más justo, donde campesinos, obreros, jornaleros, madres cabeza de familia, puedan vivir dignamente. Donde no corra más la sangre ni la ambición desbocada de unos cuantos que atesoran las riquezas del país. “Este testimonio se convierte en una ventana que deja ver una Colombia después de la guerra”.
Y si quieren más información… también la encuentran.