Descripción
Como en Falleba, en La ceremonia de la soledad o en su magistral Destierro, a Fernando Cruz Kronfly le interesa en esta novela seguir ubicando a la saga de sus personajes frente a situaciones existenciales límite. En la cárcel de los celos o en las tierras pantanosas de la infidelidad, los personajes se enfrentan a aquel exasperado universo personal, descrito desde Shakespeare hasta Mauriac como algo capaz de destruir, de arrasar, de llevar a la violencia, pues ante ello no hay terapia alguna, y no existe justificación psicoanalítica que pueda explicarlo racionalmente y menos justificarlo. Como el cáncer, la infidelidad está oculta en el organismo y se hace presente cuando confluyen irracionalidades que se mantuvieron latentes hasta que estallan en el momento debido.
El lenguaje en este libro no es el del nihilismo, porque aquí el goce niega la expiación, el cristiano sentimiento de culpa, la bilis del arrepentimiento, el puritanismo leninista. Es ante todo la verificación de una situación existencial donde la carnalidad certifica la falsedad del mandamiento y lo abstracto de la norma que pretende poner coto al deseo, cuando surge y se derrama gloriosamente. Aquí no hay angustia sino procacidad abierta, exultación, inmersión en un escenario particular que huele a jabón de motel, a almohada transitoria. A la manera de una conversación en voz alta los personajes cuentan sus vidas, con sus ritmos de voz particulares, con el tono de la exasperación de quien reclama otro orden amoroso y por lo tanto otro lenguaje. El estilo se adentra sin temor en los húmedos pliegues a donde nos conduce el deseo.
Darío Ruiz Gómez
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