Por Juan Alcaraz S I En: El Colombiano I Mayo 24 de 2022
La periodista y escritora lanza este 24 de mayo su nuevo libro, Autorretrato, una alegoría al periodismo, a las 7:00 p.m., en el Teatro Parque Cultural y Ambiental Otraparte.
La persona que más sacude a Ana Cristina Restrepo Jiménez es su hija Gabriela, de 16 años. Lo hace más que los libros y los ensayos escritos por los grandes filósofos. Que Gabriela se esté formando como una mujer libre sobre sus decisiones y su cuerpo la sorprende.
—Uno pensaría que la mamá es la que delega el pensamiento a la hija, yo siento que heredé el pensamiento de mi abuela, de mi tía y de mi mamá, pero a la vez estoy heredando el pensamiento de mi hija, porque ella está creciendo en una libertad tan hermosa que puedo aprender de ella.
Esas mujeres a las que se refiere fueron a las que les dedicó el libro que acaba de lanzar, Autorretrato, una alegoría al periodismo (Sílaba Editores, 2022). Son 364 páginas dedicadas a las mujeres de su vida: a Maruja, su abuela; a Victoria Eugenia, su mamá; a Beatriz, su tía; y, por supuesto, a su Gabriela María.
En esta antología reúne más de 180 columnas que escribió y publicó en diferentes medios del país, entre ellos EL COLOMBIANO. Están organizadas en nueve capítulos: Feminismo y género, Conflicto armado y violencia en Colombia, El oficio periodístico, La política colombiana, Literatura, Infancia y educación, Religiosidad, Semblanzas y personajes, y Varios. La curaduría estuvo a cargo del equipo de Sílaba Editores, Rosa Moreno y Claudia Morales.
La portada es una obra de la artista italiana Artemisia Gentileschi, la primera mujer aceptada en la Academia de Arte de Florencia: fue cercana a Galileo Galilei. Murió en Londres en 1639.
—Se llama Autorretrato como alegoría de la pintura, y así ella no se esté pintando a sí misma, lleva toda su historia. Con base a eso lo pensé, que todas las personas que escribimos, mientras escribimos, no importa el tema, algo de uno está ahí, algo mío está retratado, siempre hay algo de mí en mis columnas así esté hablando de política, de derechos humanos, de mujeres.
El texto más importante en su carrera, dice ella, está en la página 351: La parábola de Álvaro Uribe Vélez. No es una columna, es un análisis del discurso que publicó en 2012. Un escrito que marcó un cambio y con el que rompió ese mito que tenían muchas personas: que no se podía escribir sobre el expresidente. Más que robarle la tranquilidad, esas palabras que escribió le dieron un lugar ante la opinión pública y fue, además, un acabar con el miedo.
Ana Cristina tiene claro que con lo que dice, escribe, no busca persuadir a nadie ni que sus lectores piensen como ella, lo que intenta es proponer temas de conversación, porque sus columnas son el resultado de horas de reportería y de documentación, más que de opinión.
—He descubierto el compromiso con las víctimas de este país; en una sociedad como la de Colombia que ha sido profundamente clasista, discriminatoria y estigmatizadora, el periodismo no tiene un camino distinto a estar al lado de las víctimas como es el caso de las madres de la Operación Orión que han adelantado una lucha heroica para rescatar la memoria de sus hijos y que merecen todo nuestro respeto.
Es rigurosa al escribir sus columnas y para eso tiene una norma fija: nunca las entrega sin que el editor y profesor Andrés Bustamante las lea. Un ejercicio de revisión en el que la cuestiona. Desde hace diez años Bustamente le ayuda a no leerse solamente desde su cabeza: la lee desde donde no están sus ojos.
Y eso no es todo. Sus columnas siempre tienen que tener por lo menos tres fuentes distintas y una pregunta que no la responda ella, sino que le quede al lector.
Son 29 años los que Ana Cristina le ha invertido al periodismo, un oficio con el que ha descubierto mucho, pero sobre todo con el que ha visto de cerca ese mundo del sufrimiento humano capaz de reconstruirse y resistir. Eso para ella es lo más hermoso que le ha dejado la reportería, porque básicamente el origen de esa resistencia es el amor.
Fotografía: Natalia Botero
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