Junio 10 de 2016. Por: Óscar Jairo González Hernández .
En El Mundo.
El crítico Efrén Giraldo habla de su nuevo libro La línea sin reposo, ilustrado por Jorge Marín y editado por Sílaba.
Este libro se titula La línea sin reposo. Explíquenos ¿qué es la línea y qué el reposo?
La línea es algo que no cesa. Es la manera de responder al desafío de toda forma que queremos esbozar, que seguimos ensayando desde el principio de los tiempos. El reposo es, acaso, el tiempo de la experiencia estética, el momento preñado de la contemplación.
¿De qué forma intervino el artista Jorge Marín (ilustrador del libro) en la decisión de titular la obra y qué incisión estética se hace entre los dos?
El libro se hizo de manera colaborativa. Algunas de las imágenes fueron hechas para ilustrar y hacer ‘ver’ al lector algunas de las obras de los artistas que se presentan. Mientras que, en otros casos, los textos se escribieron para dar realidad a las imágenes que ya existían. Un dibujante que narra y un narrador que intenta pintar con palabras son los autores de este drama con el arte del imposible.
¿Por qué el libro necesita de una muestra de arte como la realizada en la Universidad Nacional y qué sentido tiene hacerla?
Esta es la segunda ocasión en que La línea sin reposo tiene un despliegue en el espacio expositivo. Ya antes, en la sala de exposiciones de la Cámara de Comercio de Medellín, Jorge Marín había ‘curado’ una muestra con obras de estos artistas imaginarios.
La exposición ConTexto hace como una especie de homenaje a la actividad editorial. Por ello, se exponen algunas piezas con las planchas que se usaron para imprimir el libro en Sílaba Editores.
¿En el momento en que decidía darle un nombre inventado por usted a cada artista y a su estética, lo que dice la crítica que busca con ello, su intención?
Probablemente, pueda verse allí una especie de intención paródica. El lenguaje es el de la crítica, la historia del arte y el ensayo, pero las situaciones presentadas son imposibles o se caracterizan por el absurdo. De este contraste, surge la apuesta poética del libro.
¿Es porque el libro es una escena también en la que se muestra lo que se hace, lo que es?
Lo escénico es importante en el libro porque no sólo se habla de artistas imaginarios. También se recrean episodios importantes de artistas contemporáneos que existieron. Joseph Beuys, Andy Warhol, Lucio Fontana, Adolfo Bernal. Normalmente, a través de un monólogo, un diario o una carta se recogen algunos momentos centrales del arte del siglo XX.
¿Qué crítica se hace al arte y qué mixtura se hace con la escritura?
Más que un texto de crítica de arte, lo que se busca es incorporar géneros muy antiguos, como el retrato y la vida de artista, en una especie de indagación en torno a lo que podría ser el futuro del arte. Esa es la razón por la que los artistas ficcionales de este libro viven en el futuro y trabajan con técnicas que, en muchos casos, aún no existen.
¿Es la escritura una forma de escena en lo que concierne a la relación espacial? ¿Tiene también espacios la escritura?
En La línea sin reposo,es muy clara la importancia del espacio. Tal vez, sea ese el verdadero protagonista. El espacio del arte, del cuerpo y la memoria creativa, pero sobre todo el espacio editorial, el juego con el vacío de la página y las relaciones entre textos y visualidad.
¿Por qué entonces subtitular el libro como: Catálogo de arte predinástico, hacia dónde quieren llevar al lector?
El libro puede leerse, no sólo como un conjunto de cuentos o de ensayos sobre artistas inexistentes. También es una historia del arte novelada. El período predinástico es uno de los momentos en que se divide esa historia del arte futuro que he querido contar.
¿Qué hay de azar y de arbitrario, en lo que hicieron uno desde la escritura y el otro desde el dibujo?
No hay nada de aleatorio en el trabajo conjunto de Jorge Marín y yo. Las imágenes, en su momento, ejercieron coerción sobre la escritura y yo supongo que, para él, los textos sirvieron de límite y de principio de realidad. Probablemente, mucho mejor que hacer obras, es imaginar a los artistas que las hicieron. Si se quiere, se trata de una especie de variante, en el terreno de la plástica, para lo que querían Borges y Stanislaw Lem con sus libros de prólogos a obras imaginarias.
¿Este libro y la muestra están vaciados sobre una teoría estética, o es una contraestética?
Es más bien como una metaestética. Es una especie de antología, entre grotesca, cómica y lírica, de muchas estéticas, de muchas ideas sobre el arte y la creación que confluyen a lo largo de los siglos XX y XXI.