Octubre, 2022. Reseña de Anthony Pulgarín.
La agudeza, el amor y la pasión de Ana es de otro planeta.
Este libro lo empecé hace un mes, en la calma de la noche. Lo saqué un par de veces a pasear, pero luego de leer un par de columnas decidí que este estaría siempre en casa, esperando por la tranquilidad y el silencio.
Me dolieron muchas cosas que dejó acá Restrepo, otras más hicieron eco, otras tantas me hicieron pensar en el amor y en la sensibilidad. Todas, absolutamente todas son un viaje, un autorretrato no solo de ella que escribe, también mío al leer. Me imaginaba ahí con ella mientras hablaba de víctimas y conflicto, de género y feminismo, de cómo el amor por su hija Gabriela también cambia, hablar de literatura y que al final de la noche termina siendo compañía.
“Todos somos el titular en la vida de alguien. Pero también somos una nota al pie de página, quizá, una nota al margen”.
Pasar también por sus casi tres décadas en el periodismo, de cómo aprender a observar una vida que nos quiere atropellar y de no tomarse tan en serio todo, el humor en muchas de sus letras y también el afán de aterrizar todo para que la gente entienda, hablarle al pueblo, ser la voz y poder escribir un análisis de un discurso de un expresidente, de uno que no se puede aún mencionar. Hacerlo, lograrlo y que cierre con esto el libro.
Leer, escuchar a Ana Cristina es enfrentarse a un espejo, es reconocerse en el otro, saber que hay en la otra mesa para comer, si es que hay algo. Ponerse en los zapatos de otro; y si no quieres calzar esos zapatos al menos sabes que no todos la pasan como vos.
Gracias infinitas a ella por dejarlo todo en todo este tiempo. También por la valentía y el amor, por la generosidad y la capacidad. Larga vida a la gente que le pone el alma a lo que hace, así cueste y duela en muchas noches donde la realidad gana.
Reseña de nuestro fiel lector Anthony Pulgarín.
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