La serena hierba Premio Nacional de Literatura-Poesía 2013

La serena hierba en la poesía de Benavides

Enero 14 de 2014. Por: Juliana Vélez Gómez.
En El Mundo.

El Ministerio de Cultura de Colombia otorgó a Horacio Benavides el Premio Nacional de Literatura – Poesía 2013 con su libro de poemas “La serena hierba”, publicado por Sílaba Editores, que por estos días hace parte de sus obras recomendadas.

La docilidad del agua, lo bravío de los caballos y el sabor de la serena hierba son apenas algunas de las imágenes condensadas en la brevedad de la poesía de Horacio Benavides, escritor y poeta caucano, que ha recopilado en su libro de antologías  “La serena hierba” gran parte de su obra poética en la que recupera temas como la naturaleza, el amor y las cosas del espacio.

Esta obra es una selección de 170 poemas, aproximadamente, organizado de principio a fin en el orden en que se han publicado sus libros. Al comienzo aparecen tres libros que hablan sobre los animales; luego sobre la muerte, a continuación aparecen unos poemas de amor y finaliza una serie de poemas “Bajo la hierba o el cielo”.

Su obra, en medio de una sencillez aparente y en la que proliferan imágenes cotidianas, está marcada, sin embargo, por la fascinación del autor hacia el campo, lugar en el que creció y en el que se dio un primer contacto que sería definitivo para que años más tarde se dedicara a la escritura de la poesía. ¿Cómo llegó la poesía a su vida? Esa es otra historia.

Las coplas del abuelo

No tenía más de cuatro años en aquella época cuando Benavides recibió de sus abuelos la tradición popular, que era al mismo tiempo el resultado de una larga historia que precede la llegada de los españoles. Pero fue el afortunado día en que su abuelo lo invitó a ver un caballo y le recitó una copla que más nunca olvidaría: “Gallinazo, buen amigo; mi caballo se ha perdido, Ayúdamelo a buscar, si es que  no te lo has comido” y eso bastó para conmoverlo, a pesar de la simpleza de esas palabras.

Al mismo tiempo Benavides recibía de su madre fragmentos de La Biblia que ella se sabía de memoria. Lo que a él le parecía un milagro era que una mujer que apenas había hecho tercero de primaria fuera capaz de encontrar en esos textos la belleza, más que una amenaza.

Por estos años, además, el niño ya encontraba disfrute en las adivinanzas y en esos cuentos tenebrosos que se tejían entre el chasquido de hojas secas y voz de los vientos en ese campo donde vivía.

Un tiempo después cuando alcanzó los diez años de edad, Benavides se topó con uno de los libros más importantes durante su vida. Movido por la curiosidad, un día abrió uno de esos libros que su padre leía, de los que nunca hablaba y que mantenía guardados en su baúl. Era “Aura o las violetas”, de Vargas Vila “y lo leí con una emoción de esas que uno siente pocas veces en la vida, después leí otros libros de esos y ese fue mi inicio propiamente en la literatura”, recuerda el poeta.

La pintura y la poesía

Rápidamente Benavides encontró una habilidad indudable de sus manos para dibujar y modelar, así que ingresó a estudiar pintura pero se encontró con que no era tan fácil,  abandonó el oficio y fue tras la poesía, que en un principio, cuenta él, le calaba aquella poesía social.

La lucha social o la literatura fue una diatriba a la que en algún momento el escritor se enfrentó. Pero por fin tomó el camino de las letras y a eso se dedicó, pese a que no había sido un propósito inicial en su vida. De la misma forma, sin proponérselo, las evocaciones de ese campo en el que había aprendido a caminar y a hablar aparecieron en su escritura.

De forma peculiar Benavides afirma que para él no era tan fácil crear mundos imaginarios. “Lo que descubro es que soy más un observador atento que puede alumbrar algo del mundo. Yo creo que ese descubrimiento fue fundamental en mi vida, entonces empiezo a escribir y me doy cuenta que gran parte de mi poesía es una poesía del afuera”, dice él.

Poesía para los pequeños

A este poeta le interesa, entre otros asuntos, el trabajo con los niños, por eso se dedica a realizar talleres de poesía para niños y jóvenes. Más que enseñarles, él mismo expresa que su propósito es poner en contacto a las personas con la literatura y la poesía. “Es más el gozo de compartir textos que son muy buenos”, explica. Junto a los chicos explora cuentos de la tradición oral o adivinanzas de diferentes lugares, épocas y autores del mundo. “Un poema puede que se duerman oyéndolo, pero una adivinanza los despierta, los pone a buscar y los inquieta”.

¿Y cómo hace para cautivarlos en una época en que hay tantos distractores? Bueno, es que “hay una cosa muy extraña y es que los buenos cuentos siguen llamándoles la atención a los niños. Leerles en voz alta un cuento o plantearles adivinanzas seguramente será importante para todos durante mucho tiempo”.

¿Quién es Horacio?

¿Un escritor consagrado? “Podría decir que soy alguien que escribe y que todos los días se levanta sin saber nada; que empieza a buscar y que de pronto encuentra algo pero no, sigo siendo completamente ignorante todos los días”.

En medio de esa búsqueda, Benavides reconoce que escribir bien no es sencillo, pero quizás “lo más difícil es vivir en un mundo que no es realmente muy poético”.

Extrañamente, llama la atención que Horacio Benavides se defina a sí mismo como un hombre de pocas palabras. ¿Cómo puede serlo? “Pues eso es lo que soy, un hombre de pocas palabras: eso me viene de lejos, la sangre india que llevo me ha dado el hecho de hablar poco; el indio no habla mucho, siente el mundo, escucha, mira, y habla poco”, y en medio de esa brevedad de sus palabras pero con una mirada aguzada entre lo que sucede en el espacio, este poeta sabe que “la suerte de este país es mi última búsqueda”.

El pez

“Hondo

vive el pez

en el olvido

Pez y agua

en uno

confundidos

espejo

en el espejo

siempre ciegos
Y cuando

el dorado anzuelo

de la muerte llama

nace el pez

para la muerte

primer dolor

última pena”

Sobre el autor

Horacio Benavides nació en Bolívar, Cauca, en 1949.

Además de su pasión por los cuentos, en su escritura aparece el interés por la tradición popular y las adivinanzas, con las que ha publicado los libros “Agua pasó por aquí” y “Ábrete grano pequeño”.

Entre sus libros de poemas publicados cabe destacar ”Orígenes”, “La aldea desvelada”, “Todo lugar para el desencuentro” y “De una a otra montaña”. Además, ha sido distinguido con galardones como el Premio Nacional de Poesía del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá, Premio Poesía Reunida, de la Universidad Nacional de Colombia entre muchos otros. Actualmente Benavides reside en Cali, lugar donde dicta talleres de literatura y poesía para niños y jóvenes.